Esas barritas energéticas…

Solo hay un modo seguro de dar una vez en el clavo, y es dar ciento en la herradura. Quiere decirse que la constancia y el esfuerzo son los jardineros que logran que maduren los frutos del árbol de la exigencia o, por decirlo con la voz de los poetas, quiere reseñarse que una sucesión de pequeñas voluntades consigue un gran resultado. Exigir, sí. Pero exigirse primero para alcanzar la mejora. Uno de los grandes hombres de la Historia, Leonardo Da Vinci, dejó escrita una dura sentencia: he ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo no tuvo la calidad que debía haber tenido. Esa fue la clave de su vida, la calidad, perseguirla como el sabueso rastrea la huella del jabalí, con ilusión y sin desmayo.

¿Qué tienen en común el Puente Colgante, la Fundación social Ignacio Ellacuría, los Talleres Taramona o Docor Comunicación entre otras muchas empresas…? El inconformismo. Ese es el hilo conductor que hilvana estas cuatro historias –y otras decenas más…– de vida.  Sus protagonistas bien saben que la suficiencia es una ropa de mala calidad que encoje con el uso y es por ello que se preocupan, a diario, por la mejora de la fontanería de casa. Así, trabajan sin descuido para alcanzar la certificación Premie, un matasellos de calidad que equivale, digámoslo así, a esos soportes que ayudan al maratoniano en su travesía. Cabe pensar que son barritas energéticas que nutren la mejora continua.

premie

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