Mi semana transcurría plácida entre fogones de Twitter y sartenes de Facebook cuando, de repente, un misterio se cernió sobre Bilbao cual noticia catastrófica o brillante haz de luz en la oscuridad de la ciudad. Whattsapp, Facebook, Twitter, RSS y noticiarios aclamaban. Un huevo gigante que al parecer había plantado un animal gigante, apareció sobre un coche cerca de Docor, destrozándolo al caer.
La noticia como pólvora ardiendo recorría las redes, y nuestro afán por saber más, rompía nuestras vestiduras, escudriñando las noticias por si alguien sabía “qué demonios era aquello”.
Por supuesto, como Bilbao no es capital de algún estado de USA, ni forma parte de del Hollywood cineasta, supimos rápidamente que formaba parte de una acción de marketing de calle o street marketing anglosajón pero, queríamos saber más.
Tras unos instantes de presión periodística, la foto y los comentarios en Twitter del huevo, fueron sustituidas por otra imagen aún más sorprendente. ¡Le habían puesto una multa al coche! Habían sacado una foto y la habían publicado en los diarios.
Esos geniales y a su vez muy capaces municipales de Bilbao, habían visto lo mismo que nosotros, se habían parado a investigar y aun no encontrando la bestia gigante o agencia que había lanzado el huevo a la calle, pusieron una multa al coche que había sufrido tal envite por estar aparcado en la parada de autobús. Eso nosotros no lo vimos.
Según los expertos, estas acciones en Bilbao poco conocidas, están rompiendo la tranquilidad de las ciudades, llenando de color éstas con astucia y creatividad.
Hoy en día, caminamos por las calles de las ciudades españolas, con los ojos pegados al móvil y no caemos en la sensación que producen éstas acciones de un marketing que los amigos norteamericanos que antes mencionaba ya usan con desdén y que aquí aún no rompen la naturalidad de un agente, que vive por y para la seguridad del ciudadano del Botxo.
Hoy en día, las agencias de comunicación, publicidad y demás, trabajamos por ofrecer a nuestros clientes ese punto de impacto que provoque al potencial cliente una duda razonable que atraiga tráfico.
Nosotros seguiremos analizando las redes, paseando por periódicos, jornadas, congresos y reuniones. Seguiremos analizando las posibilidades de nuestros clientes y ¿Por qué no? Trabajando acciones de marketing que puedan ayudarles.
Por cierto, al parecer el dinosaurio del Sherpa Summit que se celebra en Bilbao el 23 de Mayo, fue quien puso el huevo gigante y seguramente en la campaña tendrá que añadirse un pequeño presupuesto para pagar multas. De ahí han salido unos personajes que han sido sembrados por todo Bilbao.
Con todo, nos surge una duda: ¿Es el problema con la multa un hecho intencionado o no? Por un lado, podría tratarse de un simple error de producción o podría tratarse de una estrategia que en última instancia buscase un añadido de promoción por apariciones en medios a través de una polémica. Hay quienes defienden que no existe la mala publicidad, sino que mientras se hable de uno mismo, el objetivo está cumplido.
¿Será este un caso de esos?