Contigo Aprendí

Contigo Aprendí

Donde hay una empresa de éxito, alguien tomó alguna vez una decisión valiente. El pensamiento corresponde a Peter Drucker, un abogado y tratadista austríaco, considerado el mayor filósofo de la administración en el siglo XX y reconocido como padre de la sociedad del conocimiento. Viene ahora esta idea a nuestra cabeza; ahora que es la hora de evocar los 18 años de vida de Docor Comunicación, recién cumplidos.  ¿Era valor lo de aquellos días…? Difícil saberlo. Porque temblaban el pulso y las rodillas a cada paso, sí;  pero también porque una relámpago de satisfacción recorría la empresa (en realidad la empresa era primero la persona, Alvaro Ortega Altuna solo…) cada vez que lograba hacerse escuchar, cada vez que una puerta se abría. Ya desde aquellos tiempos contigo aprendí, como diría cantando Armando Manzanero, el legendario artista mexicano. ¡Ay, México! Más tarde volaremos hacia allí…

Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar. A lo largo de estos 18 años, Docor Comunicación no ha hecho otra cosas que levantarse y sentarse, sin miedo para decir lo que se piensa y sin que doliesen prendas a la hora de rectificar si alguien (un cliente o un amigo, que al fin y al cabo son la misma cosa…) nos hacía ver cuál era el rumbo correcto. Valiente es aquel que tiene miedo pero que enfrenta y supera sus miedos. Aquel que no le teme a nada es un irresponsable. Sigue leyendo

La identidad virtual de la empresa (II): Cinco preguntas antes de bañarse en redes sociales

Una parte del mundo empresarial, sobre todo en la Pyme, observa el mundo del social media con una perspectiva parecida al primer baño del verano (al menos en las aguas norteñas del Cantábrico desde donde escribo): saben que probablemente al principio el agua estará fría y barruntan el mejor método para meterse. También saben que, más tarde o más temprano, tendrán que internarse en las aguas, ya que la gran mayoría de los bañistas lo están haciendo o piensan hacerlo en un futuro cercano. Y quedarse a merced del sol en la arena durante horas, sin refrescarse, puede no ser la mejor de las opciones (incluso en este Cantábrico donde el verano y el calor son algo caprichosos).

Finalmente, adivinando que pronto se acostumbrarán a la temperatura y el remojón se convertirá en una buena experiencia, caminan hasta una orilla lamida por las olas, de arena plana y mojada, y contemplan el rebozo de salitre. ¿Está su empresa preparada para entrar? Hágase antes cinco preguntas:

  1. ¿Por qué quiero meterme? Plantéese qué pretende conseguir: un incremento de ventas, mayor visibilidad para su trabajo, un acercamiento a sus clientes o nuevos contactos profesionales, por ejemplo. O una combinación de todo ello. El punto es que, igual que en el marketing tradicional, es necesario determinar muy bien los objetivos para delinear una u otra estrategia, aquí también deberá hacerlo. Ir pa’ná es tontería, que decía aquel.
  2. ¿Dónde me conviene estar? Cada minuto nacen virtualmente nuevas plataformas sociales en la red, cada una con sus propias características. Clavar una pica en cada uno de esos Flandes puede resultar agotador y poco productivo. No divida esfuerzos. Identifique las diferentes redes y sus características, y céntrese en las que mejor se acomoden a su actividad, tipo de empresa y objetivos. Para no fallar, comience por las tres grandes: Facebook, Twitter y LinkedIn.
  3. ¿Necesito una nueva web o un blog? Una de las cosas que harán las redes por su empresa es derivar tráfico a su página en Internet, así que convendría que ésta corriese pareja al ritmo de los tiempos, por decirlo de alguna manera. Aunque las redes forman parte también de la doctrina McLuhan –“el medio es el mensaje”- y son vehículos de comunicación totalmente equipados, un blog o un gestor de contenidos web le ayudarán a ofrecer contenido propio –esmérese en hacerlo de calidad y dotarlo de utilidad- que le reportará un alza en la atención sobre su identidad virtual y en la posición que ocupa en su sector.
  4. ¿Debo completarlo con otras técnicas? No lo descarte. Hay vida más allá del banner publicitario, y el marketing online puede hacer que su imagen 2.0 cabalgue a lomos de un veloz alazán por las praderas digitales. Tanto la publicidad en redes –Facebook, por ejemplo-, como los anuncios patrocinados de Google o la optimización de su página web para motores de búsqueda pueden convertirse en grandes aliados.
  5. ¿Cómo lo hago? Como todo en la vida, hay dos opciones: puede hacerlo usted mismo o recurrir a un profesional. Si opta por el do-it-yourself, sea curioso e investigue online las tendencias del social media, un magma en constante ebullición. No está de más tomar algún curso; manos a la obra y suerte. Y si decide optar por un profesional, dado que confía más en su experiencia o si la actividad empresarial absorbe por completo su tiempo, elíjalo bien. Busque alguien que sepa tanto de redes y herramientas digitales como de marketing y comunicación. Sobre todo –muy importante- explíquele bien lo que quiere, déjese aconsejar, y enséñele perfectamente quién es usted y lo que hace su empresa.

Que tenga un buen baño. Seguiremos hablando.

Formar e informar

Éste ha sido y es uno de los lemas que más nos aplicamos en Docor Comunicación. Cuando lo esgrimimos, en no pocas ocasiones surge el debate sobre si esas dos funciones de la comunicación se deben aplicar al trabajo de una agencia como la nuestra. Un debate interesante.

En este caso, como profesional de las relaciones públicas, lo tengo muy claro. Nuestro primer deber como publirrelacionistas es proporcionar a nuestros públicos información, debidamente contrastada, veraz, ética y que contribuya al mejor entendimiento de nuestro cliente con sus públicos.

Sin embargo, y esto es una opinión personal, creo que tenemos una especie de responsabilidad en, a la vez, formar a los destinatarios —instrumentales o finales— de nuestros mensajes. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que nuestros contenidos contribuyen a la formación de la opinión pública y, por lo tanto, influyen en la conformación de la cultura popular. Por lo tanto, contribuir a la mejora de la cultura es algo que, si no es una obligación, si es algo muy recomendable y, moralmente, para muchos, un deber. Se puede llegar a pensar que es una especie de acción de “responsabilidad social informativa” que la agencia de comunicación tiene con la sociedad.

Pero esto no acaba aquí. Todos recordamos el famoso eslogan “informar, formar y entretener”. Entonces, ¿qué pasa con el entretenimiento?

Quizá lo más habitual en acciones con medios de comunicación es la difusión neutra, limpia, “aséptica” de mensajes; como los teletipos de las agencias de noticias en el caso de la información escrita. Aunque a nadie se le escapan las virtudes del entretenimiento para la difusión de mensajes. No se puede olvidar que las relaciones públicas se orientan en muchas ocasiones a la comunicación persuasiva de masas y, en este sentido, el entretenimiento es una herramienta demasiado valiosa como para dejarla de soslayo. ¿Alguna vez se ha fijado en que muchas veces la mejor forma en la que los niños aprenden algo es a través del juego (entretenimiento)? Por algo será.

Así pues, para mí, “formar e informar”, sí; y “entretener”, siempre que sea aconsejable.

www.FreeDigitalPhotos.net

La identidad virtual de la empresa (I): Construyendo un cuerpo

El prodigioso salto en las comunicaciones que hemos dado en los últimos años ha proporcionado a particulares y empresas la posibilidad de salvar grandes distancias con un solo click. Las redes sociales y el 2.0 son el equivalente de una gigantesca pértiga que nos permite salvar el cañón del Colorado como si fuera un pequeño bache en la carretera. Alcanzar el otro lado del mundo –o la oficina situada a unas calles de distancia- es hoy posible gracias a la metafísica de Internet. No hay paredes en el infinito donde se mueven mails, tuits, posts y actualizaciones web.  El mensaje digital es hoy un ectoplasma en toda regla para el que no existen las barreras.

El camino dorado del 2.0 se forma ladrillo a ladrillo ante nuestros ojos, con puertas a cada paso del camino que se abren a nuevos mundos de posibilidad. La empresa ha de incorporarse a esta ruta sí o sí, a medio plazo, ya que el avance imparable de la tecnología y el cambio de hábito del consumidor lo encaminan a esta gran plaza pública. Basta ver las grandes historias de éxito del comercio electrónico, la viralidad de las campañas de comunicación en red y las estadísticas de visitas web tras subirse a lomos del 2.0. Que no es un potro desbocado, sino un alazán obediente y veloz. Para el que, no obstante, hace falta observar ciertas reglas al cabalgar.

Image

La primera es la de dotar a la empresa de una identidad virtual; un algo que se compone de muchos pequeños detalles, un cuerpo humano digital conformado por una miríada de elementos que se articulan poco a poco. Así se van integrando, el paseo por la nueva Internet se vuelve más fragante, placentero y útil. Un canal que poco a poco irá tomando más importancia y que pese a algunas reticencias y referencias a burbujas tecnológicas, tomará mayor cuerpo cada año.  Porque ya está funcionado; ya está demostrando su utilidad para conectar a consumidores y empresas, a empresas con empresas. Con solo un click. O varios, vamos a ser realistas.

Querer es poder. Imaginar es comunicar. El océano lleva nuestro mensaje a mil y un puertos, y debemos ocuparnos de que sean tan reales y deseables  como las preciadas especias de Zanzíbar, Egipto o la lejana China  lo eran en tiempos antiguos en cada muelle. Hay que hacerse a la mar. Sin miedo a la tormenta.

Palabras para un bautismo de fuego

El viejo científico de Belfast, William Thomson, barón de Kelvin, predijo, con toda alegría, que la radio no tiene futuro, los rayos X resultarán una farsa y las máquinas voladoras más pesadas que el aire son imposibles. He ahí el terrible efecto de las palabras, su capacidad para esclavizarte: uno de los grandes padres de la física moderna, el creador de escala de temperatura Kelvin, pasa a la historia como un ciego profeta, un  hombre incapaz de ver más allá. ¿Quién o qué le han llevado hasta ese lugar inmerecido? El viento de la comunicación, ese fenómeno atmosférico de las relaciones humanas irreversible, transformable e inevitable. Comunicar, comunicarse, es una pasión tempestuosa, uno de esos idilios febriles que se resumen en una frase clásica: ni contigo, ni sin ti.

Hoy, en el bautismo de fuego de este blog, habrán de medirse, con cautela pero sin miedo, las palabras que se usen. No en vano, el 2.0 no es ya un viento, es la tempestad que esparce ideas y pensamientos por toda la tierra, el heraldo que trae y lleva noticias a velocidades inimaginables. En ese torbellino de palabras hay que hacerse con sólidas armaduras que nos fortalezcan, con herramientas que permitan que nuestro mensaje se escuche entre tanto ruido. Hay que buscar una voz propia.

Mucho por comunicar

El hombre no inventó la palabra para que yaciera muerta en un diccionario. Ya el viejo filósofo inglés Ralph W. Emerson dejó escrita una sentencia que aún hoy, y en tiempos venideros, tiene y tendrá vigencia: el hombre no es más que la mitad de sí mismo: la otra mitad es su expresión. Expresarnos, y expresar lo que otros hombres y mujeres piensan, ese es el primer desafío de este blog.

Como gente versada en la comunicación –al menos en unas cuantas fórmulas de comunicación: hay miles…– sabemos que dos monólogos no hacen un diálogo. Sobre los pilares de esta vieja expresión, sobre la idea de que comunicándonos nos enriquecemos, se levanta esta aventura del blog. Hablar y ser escuchados, que nos hablen y escuchar. Del intercambio de ideas surge la fortaleza.

Sobre ello y sobre uno de los grandes motores de todos los tiempos: la curiosidad, un arma que vence al miedo con más facilidad que el propio valor. Ser curiosos para abrir fronteras y ver cómo es el otro mundo, el distinto al nuestro; ser curiosos para saber qué piensan los demás de lo que somos, de lo que hacemos, de lo que sentimos; curiosos para conocer el futuro antes de que llegue, para ensanchar los horizontes, para innovar y ser , antes que los primeros, los mejores. Curiosos para conocer al enemigo, al rival, al adversario. Curiosos para buscar compañeros de viaje, parejas de baile, amigos de confidencias. Ser curiosos para ser mejores.

Bienvenidos al blog de Docor Comunicación. Estáis en vuestra casa.