El 17 de noviembre, 1 y 15 de diciembre la Fundación Manuel Alcántara, con el patrocinio del Ayuntamiento de Málaga y la colaboración de la Universidad de Málaga y Diario Sur-, ha organizado las jornadas ‘Artículo femenino singular: la mujer en la historia del columnismo español’. En este encuentro, extremadamente enriquecedor, se ha repasado el papel de las pioneras en el periodismo de opinión como Josefina Carabias, Emilia Pardo Bazán o Carmen de Burgos, y se ha desembocado en la actualidad, condicionada sin duda por la irrupción de los medios 2.0.
Fueron precisamente las nuevas plataformas digitales las que centraron gran parte de la mesa redonda en la que tuve el placer de participar este pasado día 15 de diciembre. El Seminario, dirigido por el profesor universitario y columnista, Teodoro León de Gros y por la profesora María Angulo, nos reunió a la poeta y redactora de Playground, Luna Miguel; a la periodista experta en información internacional y cofundadora de eldiario.es, Olga Rodríguez; y a la subdirectora de la revista feminista Pikara Magazine, Andrea Momoitio. Las tres, por tanto, activas en las redes sociales y en los medios de comunicación digitales, unos medios, en los que ellas trabajan, que remuneran a sus redactores y colaboradores. Lamentablemente, no siempre es así. Moderadas por la profesora Carmen Velasco, reflexionamos sobre las dificultades de financiación de esos nuevos medios –me temo que yo ejercí de pesimista-, sobre las redes sociales, sobre el gran cambio, en definitiva, que ha experimentado nuestra profesión en estos últimos años.
Tras esa mesa redonda, intervinieron la presentadora Ana Pastor y la escritora Almudena Grandes, quien confesó que consideraba un lujo no tener Twitter. Los estudiantes, en el turno de preguntas, disfrutaron de la oportunidad de dialogar con estas prestigiosas profesionales. Ana Pastor, aunque manifestó que no era quién para dar consejos a nadie, animó a los estudiantes allí reunidos a que se prepararan bien, que era probable que alguien les diera una oportunidad, y que cuando eso suceda tendrán que demostrar que saben hacer las cosas. Posteriormente, fue la escritora y articulista Elvira Lindo –tan querida por todos quienes leímos Manolito Gafotas- quien tomó la palabra y explicó, entre otras cuestiones, que su tono había cambiado con el país y que el columnista se tiene que dejar llevar por el ambiente de la calle.
Este seminario aunó algunas certezas como la condición transversal del género, la preponderancia, demasiado obstinada a estas alturas, de los hombres en el periodismo de opinión, el “ruido” de la red, la reducción del análisis bajo el imperio de los 140 caracteres, las capacidades enormes que ofrece la red para crear un periodismo digno y que como tal, sea ejercido en libertad. También, al menos en mí, generó alguna pregunta que se acentuaba al contemplar la energía y la ilusión de los estudiantes de Periodismo que abarrotaron el salón de actos de la Universidad de Málaga: ¿cómo podrán ejercer un periodismo no solo digno sino dignamente remunerado los integrantes de esta nueva generación 2.0? Quiero pensar que la respuesta la tienen ya ellos, aunque aún no la conozcan. Quiero asirme a esa idea esperanzadora porque el futuro está aquí y lo cierto es que no trae buena cara.